Ya se sabe que con los calores del verano hay que hidratarse mucho y untarse de protección solar hasta las cejas, pero también en el resto del año. Además, la alimentación también puede ayudarnos a mantener nuestra piel protegida e incluso a estar más morenos. Por ejemplo, esto de comer zanahoria no es una leyenda urbana. Ni mucho menos. ¿Y para qué sirve? Es antioxidante, con lo cual elimina radicales y protege el ADN de acciones mutagénicas”, y ayuda a la función inmunitaria. Y no lo digo yo; lo dice Paloma Gómez, que es nutricionista.
Pero la zanahoria no es la única que puede presumir de antioxidante natural. No resulta difícil encontrarlos: el tomate, la naranja, el calabacín, la calabaza, los melocotones, los albaricoques, el boniato o la papaya van también cargaditos’. Así como algunas hortalizas de hoja verde, como el brócoli o las espinacas.
Una lista interminable de vitaminas
La cuestión es que son tan buenos porque, una vez en nuestro organismo, mutan en vitamina A, que ayuda las células a mantenerse jóvenes y, por lo tanto, a funcionar mejor. Además, activan la melanina, que es el protector natural de la piel para el sol.
Otras dos vitaminas que se pueden convertir en grandes aliados para nuestra piel en verano son, según Gómez, la E (o tocoferol) y la K. La primera “es principalmente antioxidante y beneficiosa contra algunas enfermedades como el Parkinson, demencia en la vejez o el colesterol”, apunta la nutricionista, mientras que la segunda “ayuda a coagular la sangre y producir glóbulos rojos, por lo cual es necesario tener unos niveles adecuados”.
Hay vitamina E en los vegetales de hoja verde y en los aceites vegetales, y vitamina K en legumbres y la yema de huevo. Está claro que, en cuanto a las vitaminas, la auténtica protagonista es la vitamina C. No solamente ayuda a prevenir constipados en invierno, sino que en verano tiene una función importante en la producción de colágeno (que mantiene tersa la piel). Además de en las consabidas naranjas y los kiwis, también hay vitamina C en la leche, en algunas verduras, en los cereales, las hortalizas y en la carne. Vaya, que es fácil encontrarla.
Porque si bien es cierto que en verano hace calor y que no comemos las mismas cantidades que en invierno, también lo es que para tener nuestra piel protegida del sol no tenemos por qué alimentarnos solamente a base de vegetales. Y para muestra, un botón: algunas vísceras como el hígado, el corazón o los riñones, legumbres, cereales y levadura de cerveza encontramos la vitamina B1 o Tiamina, que participa en la obtención de energía a partir de los glúcidos y lípidos que hemos ingerido.